Primer Congreso Nacional de Maestros de la República Oriental del Uruguay

Celebrado en Montevideo entre el 12 y el 19  de febrero de 1933

¿Cómo surgió  la iniciativa?

En la lucha por acrecentar la autoridad del maestro ante las instituciones sociales del país, se ha alcanzado muy poco progreso, de veinticinco años aquí, porque la Sociedad no está conforme con el rendimiento de la Escuela.

En ese trabajo, el Magisterio aportó siempre un gran esfuerzo; pero tuvo que hacerlo como un simple ejecutor de planes y procesos formulados por la superioridad administrativa, desempeñando el papel pasivo de los que han de realizar lo que se les manda; en vez del activo correspondiente con la ideación del plan  y la determinación del procedimiento.

Como consecuencia inmediata, le ha acontecido que, si en algún caso lo realizado ha podido considerarse una gestión de éxito, la cosecha de éste, la hizo la autoridad, pero como los éxitos definitivos nunca aparecieron claros y convincentes, nadie ha responsabilizado ni responsabiliza a la autoridad: ¡¡La culpa es de nosotros!! Las autoridades escolares, el gobierno, el estado, y la sociedad entera cultivan esa injusta posición.

Ahora mismo el Magisterio se halla en semejante situación incómoda y perjudicial. Él no ha planeado el cultivo de las llamadas escuelas activas, del plan Dalton, o del sistema Decroly, a los cuales se lo empuja  por la Dirección de la Enseñanza; pero él debe sin embargo obedecer y realizarlo en las graves condiciones del exceso de alumnos y de la falta de recursos.

Es claro que cual consecuencia natural se cosechen fracasos ( que ya han trascendido al público),  y de los cuales el Magisterio no tiene en absoluto la culpa; pero él sin embargo se la llevará, porque la propia autoridad organizadora de los ensayos irregulares, se encargará de echársela, cuando no determinando responsabilidades concretas, que esto nunca lo hace, aduciendo en cualquier oportunidad (conveniente a sus planes), que ella ha ofrecido  y proporcionado las circunstancias del progreso a los maestros, el cual progreso, no se verifica, porque éstos no quieren.

Es preciso que el Magisterio se dé cuenta de esta difícil posición, que asuma la responsabilidad de reorganizar la Escuela Nacional y de dirigirla, así en sus fundamentos morales y doctrinarios, como en los aspectos de lo técnico y de lo administrativo.

Asamblea del Magisterio

A tal fin propongo como primer paso la realización de un Congreso Nacional de Maestros, “reunido como la Asamblea del Magisterio” para verificarse en la tercera semana de febrero próximo, y para tratar los diversos temas que corresponda con la legislación de sus fueros, como determinador de los planes y  procesos de la Enseñanza. E indico además tres o cuatro puntos que pudieran resultar un primer bosquejo del programa.

Propuesta de programa a tratar

1º  Relaciones técnicas de los maestros y de las autoridades escolares ante la nueva Pedagogía.
2º  La Escuela Normal, su   Profesorado  y el Magisterio.
3º  La carrera del Profesorado y el Magisterio.
4º  El sueldo del maestro varón.
5º Relación de la Verdad y la Justicia con las disposiciones legales, en los    problemas del Magisterio.
6º Qué debe entenderse en la Escuela Primaria como el principio de Dewey: “aprender por y para la vida” y cómo puede cultivarse en nuestra Escuela ese principio.

Planteo de reivindicaciones del Magisterio Nacional

El autor ilustró de su criterio para aconsejar el estudio de los temas que propuso expresando que él consideraba de imprescindible necesidad:

a)    Reivindicar para el Magisterio la doctrina de la Escuela, así en lo Primario como en lo Normal.
b)    Afirmar que los principios que lo rijan para ejercer esa función, no pueden ser otros que los de la más absoluta pureza moral correspondiéndole entonces técnica y administrativamente un trato de consideración  y de  jerarquía tal, que pudiera decirse siempre  que todo lo ayuda a realizar la mejor función.
c)    Declarar asimismo que no puede seguirse admitiendo que quienes no poseen ninguna capacidad profesional reconocida oficialmente como Profesores, sean los que forman al Magisterio, en las circunstancias doblemente dolorosas de que a los Maestros mismos se les dificulta el paso hacia el Profesorado Normal”.

Designación de una Comisión Organizadora

Tratada en términos generales la iniciativa, a través de las exposiciones escrita y verbal, se convino unánimemente en admitir y patrocinar la idea de realizar un “Congreso Nacional de Maestros”, resolviéndose, como primer paso, designar una Comisión provisoria que estudiara los preliminares del asunto, acaso sugiriéndose a esa Comisión que tuviese en cuenta el detalle de invitar a las diversas instituciones magisteriales, para  que designaran delegados a la constitución del Comité definitivo.

Esa Comisión provisoria se formó, designándose a las señoras Isabel Abelenda de Pazos y Blanca Samonati de Parodi, a la señorita Leonor Horticou, y a los señores Horacio Dura, Nicasio García, Magín Folch, Jacinto Rodríguez y José P. Puig.

Representatividad del Congreso

Y una vez convocada, empezó sus trabajos entendiendo, como la Asociación Varela, que el Comité debía constituirse con representantes de todas las sociedades del Magisterio, así como también con todas aquellas personas que por su dedicación a los diversos aspectos de la enseñanza, se hallan en condiciones de servir a la causa escolar de la República. Entonces se dispuso aconsejar el pedido de  “delegados” a las sociedades y de colaboración a distintas personas que ocupan lugar prominente en la intelectualidad nacional.

1933/02/12

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