José González Sena fue una de las personas que impulsó con mayor vigor la idea de rescatar el pensamiento pedagógico de Homero Grillo.
En una carta que escribió desde su exilio en Venezuela nos decía:
“… La idea de hacer un libro con las ideas pedagógicas de Grillo, me parece magnífica.
Yo, apenas conocí a Ferreiro. Lo admiré y lo seguí pedagógicamente en la medida en que mis pobres luces me alcanzaron.
En mi recordada y reaccionaria Rocha tenía en mi despacho una fotografía de él que justamente Grillo me regaló sabiendo el afecto y admiración que sentí y siento por ese hombre.
Alguien- no sé quién- en un diario de Castillos, habló de inspectores de Rocha que tenían en su despacho la fotografía de políticos fracasados. Era por mí, pero no sé con quién lo confundían ya que en aquella inolvidable biblioteca, estaban: al centro, el subversivo Artigas; a la izquierda otro peligroso delincuente: Varela y a la derecha don Agustín Ferreiro.
Con respecto a Ferreiro te diré que ahorita, como acá se dice, en la cátedra de didáctica que está a mi cargo, para Licenciados de Educación, se estudia en fotocopias. De todas formas, en cada curso de didáctica que yo inicio en esta Universidad, don Agustín se echa a andar con la simultánea modestia y señorío que le fueron característicos.
Todo lo que antecede viene a justificar, no ya la necesidad, la obligación que tenemos todos de hacer ese libro que reivindique el pensamiento de Grillo, porque fueron muchos los que aprendimos de Ferreiro. Pero son legión, los que aprendieron de Ferreiro a través de Grillo y además, son legión aún mayor, los que oyendo a Grillo aprendieron lo que él decía que decía Ferreiro y que no era más que el puro pensamiento de don Homero que sobrepasando la más pura y diáfana modestia pensaba que aquellas cosas que él decía, tenían que ser de otro, no podían ser de él.
No pretendo decir que fui quien más conoció a Grillo. Sí sé que lo conocí. Y aquí y ahora a miles de kilómetros y diez años de distancia, te digo que así como no se entendió en su verdadera dimensión a Ferreiro en su tiempo, tampoco se entendió a Grillo en el suyo. ¿Cuántos de los que hoy lo lloran, con lágrimas o sin ellas, en vida aún queriéndolo y respetándolo lo adversaron?
Sinceramente creo que hay un mensaje de Grillo para las generaciones que son y que vendrán que hay que desentrañar y poner en lenguaje actual y comprensible para todos.
Grillo nos superó a todos y por ser auténticamente grande se humilló muchas veces ante nosotros con un callado heroísmo que ahora que todo pasó, masticando los recuerdos en estas largas y negras moches, me pregunto ¿Fuimos y somos los destinatarios de ese mensaje dignos de tal sacrificio? ¿Esta nueva cruz, que labró un hombre humilde, en la más auténtica autenticidad, sin querer, esperar o soñar en el más loco de sus sueños recompensa, justicia o al menos comprensión, sino con la sola esperanza de que si estaba en la verdad – o próximo a ella- a lo mejor alguien, aunque fuera uno, lo entendía y recogía su sueño para lograr luego algo en alguien que de pronto ni nacido estaba?…”