Comentario al enfoque rural del informe del Primer Congreso del Movimiento de Apoyo y Defensa de la Escuela Pública
Han desfilado así por nuestros ojos las estadísticas, que en sus números fríos nos muestran un cuadro humano, de producción y de sentido de progreso de carácter irrefutable.
Es la otra cara de la moneda de los resultados de los cuestionarios que sobre la Escuela Rural comentamos en el capítulo correspondiente.
Hay dos terceras partes del país en que la familia está deshecha, el número de hombres, dobla lejos el de mujeres y por centenares y miles de hectáreas hay un niño. El hombre del futuro al que hay que educar en el espíritu del progreso, no puede ir a la escuela, debe atravesar arroyos, cañadas, andar a caballo largas horas, atravesar leguas a pie o sufrir penurias económicas de todo tipo si es el hijo del trabajador rural, el que constituye la base de los rancheríos, al decir del informe de la Cámara de Representantes.
Hay dos terceras partes del país en que el graficismo de un mapa de la República muestra que no hay escuelas, que no hay esperanza de cultura en enormes extensiones. Y en las mismas dos terceras partes no se siembra para el país como lo dicen las cifras; se siembra sólo para sus escasos habitantes. Y en esas dos terceras partes del país no se trabaja para el progreso, pues así lo demuestran las escasas máquinas.
Parafraseando al inmortal maestro Sarmiento, se confía el todo a la virilidad de los toros y a la fecundidad de las vacas.
Como consecuencia del estudio realizado, es que hemos llegado a la conclusión, que para levantar escuelas en el campo, para levantar baluartes de cultura y de progreso, se debe gravar a quienes hacen la menor producción contando con las mayores posibilidades.
Por ello proponemos en el proyecto de ley de creación de la Comisión Honoraria para la Edificación Escolar y los recursos de la misma, dos fórmulas en las que aparece un gravamen a las extensiones de más de 500 hectáreas.
Ambas fórmulas, una con un progresivo de acuerdo a la extensión territorial, tomando como base la unidad hectárea; la otra en cierto modo similar, aunque con distinto enfoque, pues toma como base el aforo, con un mínimo promedio, producirían en su aplicación 24 millones de pesos anuales, que se volcarían a resolver los problemas escolares en el departamento en que se recaude el fondo, y que daría una perspectiva nueva a la olvidada escuela de tierra adentro, ampliando las posibilidades de las escuelas granjas y creando las condiciones para un futuro mejor.
Estos 24 millones de pesos, dentro del plan de edificación escolar sólo representan su tercera parte, dado que de acuerdo a los datos que hemos reunido consideramos que no menos de 775 millones de pesos deben destinarse en escala nacional para resolver los problemas que están planteados con urgencia en el plano de la Escuela Pública en materia de edificios.
De aplicarse el plan que se cumpliría en diez años, los recursos anuales son del orden de los 75 millones.
Quiere decir pues que esa tercera parte recaería sobre dos tercios de territorio nacional, que son los predios de más de 500 hectáreas.