Artículo publicado en el diario El Acontecer de la ciudad de Durazno el día 19/III/2013
Ingeniero Agrónomo Rafael Casas Mendy
La ganadería ha sido, en nuestro país, el sostén económico desde los orígenes de nuestra nación. Ha aportado el alimento para su población en forma directa e indirecta a través del trabajo de toda una cadena que va desde el campo a las industrias agregando valor para su exportación. Durazno está entre los departamentos donde la ganadería continúa siendo, a pesar de los cambios en las formas de producción, su principal producción.
Antecedentes.
Durante gran parte de su historia esta actividad no tuvo casi competencia en cuanto al territorio que ocupó. Solamente la agricultura y la lechería, en escasas áreas, le quitaron espacio. Este fenómeno no tiene la magnitud suficiente como para plantearlo como competencias por la tierra ya que la producción se situó históricamente en las áreas del territorio aptas para cada tipo de producción.
Es así que, en general, el litoral y sur fueron siempre región agrícola y lechera, mientras que el norte, centro y este fueron las regiones ganaderas.
La ubicación y distribución de los tipos de producción estuvieron determinadas por la potencialidad de los suelos, las corrientes migratorias europeas y su cultura, la cercanía a los puertos y centros poblados.
En las últimas dos décadas se han dado cambios que modificaron en forma drástica esta distribución histórica para nuestro país.
En la década iniciada en 1990 hubo un período de crecimiento del área forestada que alcanza hoy el millón de hectáreas en todo el país. Esto fue ayudado por la Ley presupuestal 16.170, que modificó la Ley Forestal Nº. 15.939 (promulgada el 28 de diciembre de 1990 y Publicada el 10 de enero de 1991).
Este empuje se debió fundamentalmente a condiciones del mercado exterior por la necesidad de papel en aumento en todo el mundo. Esta demanda creciente de la industria tuvo una dificultad que fue la disminución de áreas destinadas históricamente a tal fin en los países del hemisferio norte, por la deforestación y la presión social en éstos a la no forestación que empujó a las multinacionales del papel a buscar zonas no forestadas y con potencial para tal fin. Sumado a este contexto, otro elemento que favoreció el ingresó de este cultivo en nuestro país fueron las condiciones agroclimáticas que presentaban ventajas comparativas con respecto a esos países con clima frío.
En el 2000 la agricultura ingresa al país como una producción económicamente rentable debido a las tendencias mundiales de tener áreas que aseguren un stock de granos ante el crecimiento y aumento de la demanda de alimentos fundamentalmente de Asia. De esta forma, y sin un marco regulatorio que la promueva, esta actividad crece y se extiende a todo el país ocupando regiones no aptas para este uso.
Desafíos.
La ganadería en nuestro país enfrenta hoy uno de los desafíos mayores tal vez de su historia. Para respaldar esta afirmación es necesario analizar la producción ganadera desde las diferentes dimensiones que la componen: económica productiva, social y ambiental. Hacer este análisis así es complejo ya que, en la realidad, estas dimensiones están íntimamente relacionadas e influenciadas.
El aspecto económico – productivo.
En las regiones forestadas la ganadería se ve obligada a convivir con la forestación que no fue desarrollada utilizando una tecnología que permitiera el silvopastoreo; de esta forma la ganadería ocupa las áreas marginales que libera la forestación, o en períodos acotados de tiempo en los cuales el cultivo permite el ingreso de animales.
En la actualidad, en todo el país, hay alrededor de 1.000.000 de hectáreas forestadas y podría alcanzar a alrededor de 3.500.000 de hectáreas, si se plantan todos los suelos abarcados por el Decreto del Poder Ejecutivo que amplió la cobertura de los beneficios que establece la Ley Forestal No. 15939 a la totalidad de suelos aptos integrando los suelos 2.11 y 2.12 (clasificación CIDE).
El otro desafío lo plantea la agricultura, no dirigida ni promocionada por una ley como la forestación, que ingresó al país fundamentalmente a través de empresas argentinas desestimuladas en su país por los impuestos a dicha producción.
La agricultura ingresó por el litoral sur, ocupando todas las áreas posibles, compitiendo con la lechería y la ganadería que en esta región realiza la terminación del ganado para faena.
En una segunda etapa la agricultura avanza hacia zonas típicamente ganaderas. Aquí la amenaza está dada en la ocupación de la región ganadera criadora, quitándole a ésta un área clave para la cadena de la carne.
El punto de vista social.
Se produce un desplazamiento de productores ganaderos por ofrecimiento de rentas muy superiores a las sostenibles por la ganadería.
Es necesario centrar este aspecto observando el porcentaje de productores ganaderos familiares donde este desplazamiento es mayor por no poder retener éstos las áreas no propias que disponen y quedar con las propias perdiendo viabilidad por falta de escala.
Este fenómeno social se dio en la década del 90 básicamente por la forestación y a partir del 2000 por la agricultura y la forestación. El cuadro siguiente muestra la disminución de explotaciones agropecuarias totales entre el 2000 y el 2011, y de ganadería, para representar la producción principal de Durazno. No se puede afirmar que el número de explotaciones es exactamente igual al número de productores pero sí marca una tendencia en el mismo sentido. Entre el 2000 y el 2011 el número de explotaciones totales pasó de 57.131 a 44.890, 12.241 menos.
La mayor disminución en el número de explotaciones se da entre los estratos más pequeños con áreas desde 1 a 100 has.
En el caso de las explotaciones que tienen la ganadería como principal ingreso, casi el 90 % del total que desaparecieron (7493 explotaciones) está en el estrato de 1 a 500 hectáreas. Esto nos lleva a concluir que el sector más perjudicado es el de la producción familiar.
Tomando esta relación y trasladando a nuestro departamento podemos suponer que en Durazno con alrededor de 2000 explotaciones, habrían desaparecido en los últimos 10 años alrededor del 20 % de las mismas, o sea 400 explotaciones agropecuarias. Los datos del Censo son preliminares y recién podremos tener el número exacto en unos meses cuando se disponga de la información abierta por departamento.
El punto de vista ambiental.
El avance de la forestación y la agricultura lleva a una disminución directa del área de explotación ganadera. Pero además hay un efecto de disminución por destrucción de recursos naturales por aplicación de una tecnología que busca la máxima cosecha sin medidas para la conservación de los mismos. Se destruye la cobertura natural del suelo con erosión (pérdida de suelo que se agrava al utilizar suelos no agrícolas) y desaparición de especies forrajeras nativas (por el uso indiscriminado de herbicidas y plaguicidas), sustento fundamental de la ganadería.
Pero hay otra amenaza que tiene relación con la colocación de la producción en los mercados mundiales y es el riesgo de perder éstos, por estar ingresando a una forma de producción que nos aleja de la tan promocionada “carne natural”. Parece precipitada esta afirmación pero la población mundial a la que vendemos la carne crece en exigencia por la calidad e inocuidad de los alimentos. Se habla en estos tiempos del ingreso a nuevos mercados asiáticos, la aspiración a otros como Japón y es éste uno de los pueblos más exigentes y conscientes en este sentido.
Frecuentemente se ven rodeos vacunos pastando en campos recién “quemados” con herbicidas. Tal vez los propietarios de estos rodeos querrán aprovechar este remanente alimentándolos con restos de pasturas muertas con herbicidas. Habría que disponer de estudios científicos para afirmar si hay o no efecto nocivo en la carne de estos rodeos utilizando estas prácticas.
Estudios recientemente difundidos, realizados en Francia, en la Universidad de Caen por un equipo de científicos liderados por un biólogo molecular llamado Gilles Eric Séralini muestran el efecto de una variedad de maíz transgénico junto a un herbicida sobre la salud humana (artículo publicado en Food and Chemical Toxicology. Volume 50, Issue 11, November 2012, Pages 4221 – 4231. Long term toxicity of a Roundup herbicide e Roundup – tolerant genetically modified maize. Gilles Eric Séralini et al). Dicho trabajo ha producido un fuerte impacto en el mundo por su seriedad, con un tiempo de trabajo nunca antes utilizado, en secreto y sin participación de las empresas que los producen. Estos aspectos nos deberían interesar y mantenernos alerta.
Finalmente el otro aspecto a analizar como desafío es el rol que tiene la sociedad en su conjunto:
• El Estado generando los mecanismos para el control ambiental, social y productivo, a través de las políticas sectoriales, cuando estos modelos de producción ingresan y/o se desarrollan en el país.
• Los productores que deben tomar conciencia y optar por una producción que seguramente condicionará el futuro de las generaciones que vendrán. Cabe aclarar que los productores arriendan, negocian, intercambian áreas para ser usadas en agricultura y desde el punto de vista jurídico (contratos de arrendamiento) hay formas de control para preservar los recursos naturales.
• La población en general que debe exigir inocuidad e información clara y abierta en todos los alimentos que se consumen y además debe ser celosa cuidadora del ambiente en el que vivimos.
Evolución (2000-2011) de explotaciones censadas por tamaño, según rubro de ingreso principal |
Censo Total 1 – 19 20 – 99 100 – 499 500 y más
Total Nacional 2011 44.890 12.274 12.657 12.013 7.946
2000 57.131 20.464 15.581 13.165 7.921
Diferencia -12.241 -8.190 -2.924 -1.152 25
Ganadería extensiva 2011 32.341 5.898 9.448 10.082 6.913
2000 24.848 2.954 7.151 8.665 6.078
Diferencia -7.493 -2.944 -2.297 -1.417 -835
Extractado de MGAP – DIEA Censo General Agropecuario – CGA 2011 (Presentación preliminar)