La Escuela Granja Nº 34 tiene un hermoso local, funcional y en excelente estado de conservación. Este local se ha ido construyendo y ampliando con el esfuerzo del personal que trabaja en el establecimiento desde hace más de tres décadas.
Se le ha ido adecuado a las necesidades que se han planteado y a las exigencias del Proyecto que se ha elevado a las autoridades de la enseñanza.
Los salones son amplios, luminosos y bien ventilados.
Están provistos de un mobiliario funcional y muy cuidado. Los niños nos cuentan que ellos son los responsables de mantener las sillas que usan limpias y sanas durante todo su ciclo escolar.
El mismo cuidado lo demuestran en lo que refiere al material fungible.
Los salones tienen hermosas estufas a leña.
En las paredes se observan murales que ilustran a los escolares y a los visitantes sobre actividades que se realizan cotidianamente o acontecimientos que han tenido lugar en la Escuela.
Encontramos tres murales que muestran fotografías aéreas tomadas con motivo de celebrarse los cien años de la Escuela. En ellas se observan varias vistas del local escolar y a los escolares formando el número 100, uniendo la esperanza que representan sus pocos años con el siglo que lleva esta institución al servicio de la infancia de la zona.
El comedor escolar se ubica en un anexo, rodeado de cuidados jardines. Es cómodo y el mobiliario es funcional. Todo el entorno está embellecido con plantas y flores que generan un ambiente alegre y formativo.
Los dormitorios también son ventilados y luminosos, cuentan con cuchetas cada cual provista de cómodos colchones y mantas y en cada cama los pequeños visitantes son recibidos por un simpático peluche.
Hay capacidad para veinte visitantes.
La Escuela cuenta con un amplio galpón, en completo orden, que no sólo funciona como depósito sino que oficia como ámbito de aprendizajes. Los alumnos nos muestran las diferentes herramientas que utilizan en sus prácticas cotidianas y en un pizarrón observamos los cálculos hechos por los niños en uno de sus trabajos de equipo.
En el predio se ha construido un horno de barro giratorio: una obra que muestra la creatividad y el buen aprovechamiento que se puede hacer de materiales que van quedando en desuso y que permiten la optimización de los recursos.
Nos cuentan los niños que en este horno prepararon las pizzas que ofrecieron a escolares del Instituto Crandon que los visitaron no hace mucho.
Una parte del predio está destinada a rincón de juegos. Se han instalado allí toboganes, hamacas y otros implementos que permiten que los niños se recreen rodeados de una ambiente cuidado y bello.
La recorrida por el local escolar y las anécdotas que nos van contando los responsables del mismo, nos muestran cómo con un trabajo sostenido, con el cuidado permanente de los bienes con que se cuenta y con el compromiso por una causa que se valora y que se quiere, pueden lograrse realizaciones de envergadura que las más de las veces n0 se las valora porque no se les conoce.
En ese hacer callado y fecundo reside la generosidad y la grandeza de la obra que cumplen Ana Dorrego y Pedro Torterolo.