Al Subinspector de Escuelas Sr. Vicente Villanustre, se le ocurrió hacer redactar a los niños utilizando el procedimiento que desarrollo a continuación:
Les pidió que examinaran bien los actos que él iba a ejecutar, porque luego tendrían que describirlos utilizando la palabra escrita. Seguidamente tomó un vaso, lo medió de agua colocó una hoja de papel sobre la boca y ejerció, con la mano, una ligera presión, como para lograr su adherencia a la boca del vaso y lo invirtió sobre una palangana. El peso del agua incontrarrestado por la presión atmosférica, determinó la caída del papel y la evacuación del líquido.- Hecho esto, tomó de nuevo al vaso, colmólo de agua, lo tapó con la hoja del papel, presionó ligeramente sobre éste para obtener el desalojo completo del aire y lograr la adherencia requerida por el experimento e invirtió otra vez el vaso sobre la palangana logrando, así, que el agua se mantuviera dentro del vaso sin que su peso pudiera contrarrestar la presión ejercida por el agua. Hecho esto, pidió a los alumnos que narraran, por escrito, los hechos que habían presenciado y que, si les era posible, determinaran las causa del fenómeno físico que había producido a la vista de ellos.-
Considero que prácticas de esta índole son dignas de ser generalizadas, porque colocan al niño en situaciones que lo obligan a poner en juego, integralmente, su personalidad: lo hacen observar, lo mueven a reflexiones, lo llevan a razonar, a exponer con orden y fidelidad, y la escuela se aparta, con esto, de ciertas prácticas de redacción en donde el niño puede moverse a base de frases hechas, valiéndose simplemente de memorizaciones y sin poner de su parte nada o muy poco que importe el desenvolvimiento de aptitudes de orden superior.-
Como estos ejercicios pueden relacionarse con casi todas las asignaturas del programa, han de servir, a mi criterio, si se practican con alguna frecuencia, para mejorar los rendimientos que actualmente obtenemos en la enseñanza de la redacción.-