Desde que llegamos a este establecimiento docente somos sorprendidos gratamente no sólo por la calidez de su personal sino también por el local y su entorno. Todo nos habla de compromiso y entrega.
A la entrada del predio observamos un viejo arado y un carro que nos van situando ya en el espíritu de la Institución. Nos hablan de un pasado de trabajo en comunidad con la tierra y la belleza de sus frutos.
La parte más antigua del local es sólida y amplia.
Los salones son de buenas dimensiones, ventilados y luminosos. El CEIMER es un establecimiento de pasantía, pero los grupos de escolares que lo visitan, durante su estadía en el Centro, continúan desarrollando las actividades curriculares que corresponden al grado que cursan.
La galería es amplia y oficia de comedor quedando un espacio considerable para el desarrollo de otras actividades.
En oportunidad de nuestra visita encontramos una interesante exposición que nos acerca al departamento de Rocha y nos muestra algunas de las actividades que cumple el CEIMER.
El patio más próximo a los salones y la galería ofrece un lugar ideal para que los niños jueguen libremente sin molestar a los animales y sin causar estragos en la quinta, los invernáculos y las plantaciones de árboles.
Existe además una amplia zona con juegos para que los niños disfruten en contacto con la naturaleza.
Cuando visitamos el CEIMER la parte del local que ocupa el Internado se encontraba en reparación por haber sufrido daños en oportunidad del fuerte temporal que azotó el departamento de Rocha en el mes de marzo. La obra estaba bien avanzada, como pudimos registrar con nuestra cámara, lo que permitirá reiniciar el normal funcionamiento del Centro en un muy corto plazo.
Como lo manifiestan las maestras en su entrevista, en el Centro se realizan una serie de actividades vinculadas con la vida en el medio rural que permiten a los alumnos que realizan la pasantía, tomar contacto con prácticas de avanzada en todo lo referente a las pequeñas explotaciones agrícolas-ganaderas. Los niños aprenden haciendo.
En el Centro encontramos gallinas, gansos, cerdos y conejos.
Se han instalado dos grandes tanques en los que se crían bagres y pejerreyes.
Hay colmenas, y en el terreno pastan algunas ovejas; una vaca, Chiquita y un ternerito. El Centro cuenta también con un pony que hace las delicias de los niños.
Se está reconstruyendo el invernáculo que destruyó el temporal de marzo y en la quinta se cultivan variadas hortalizas.
Una parte del predio se ha destinado a la formación de montecitos con árboles frutales y árboles nativos.
Los niños participan en el cuidado y la explotación de plantas y animales y aprenden a fabricar dulces y conservas con los productos que se obtienen en el lugar.
Encontramos en el CEIMER un humedal que permite reciclar parte de las aguas servidas que se generan en el Centro.
Existe una instalación con un sustrato de pedregullo y arena en la que crece un pequeño totoral. Se cumple aquí un primer reciclaje dado que las plantas ayudan a purificar el agua que reciben con nutrientes y otros contaminantes, mientras sus raíces proporcionan el hábitat para microorganismos útiles que digieren los patógenos más perjudiciales presentes en las aguas negras.
Realizado este primer tratamiento el agua pasa a un segundo humedal en el que crecen plantas acuáticas de menor porte que complementan el proceso permitiendo que muchos de los patógenos perjudiciales se eliminen.
Finalmente se obtiene un agua que, si bien no es apta para el consumo humano, sí es aprovechada para el riego y otras actividades que se requieren en el Centro.
Hasta aquí hemos presentado una recorrida bastante limitada de lo que encontramos en el CEIMER. Invitamos a ver los documentos que muestran el establecimiento en acción.