En el kilómetro 58.500 de la ruta 30 se encuentra la Escuela Nº 60, que funciona como Internado Rural.
Este centro docente inició sus actividades como escuela de maestro único. En la década del cincuenta del siglo pasado y atendiendo las necesidades de la población de la zona de influencia, se transformó en un Internado rural.
Los niños viven en la Escuela de lunes a viernes y el horario se divide en dos turnos: desde las 8.30 a las 13.30 los maestros dictan clase desde inicial a sexto año. Luego del almuerzo se desarrollan actividades extracurriculares, se realizan los deberes, se organizan juegos y otras labores que tienden, en todo momento, a que los alumnos adquieran buenos hábitos, a que convivan en un ambiente de respeto a sus pares y, como reafirma la Directora Maestra Teresita López, “que aprendan a ser niños felices”.
Se tiene especial cuidado en la higiene de los internos siendo los maestros los que dirigen y controlan el baño cotidiano y el lavado de cabeza semanal.
A las 20 y 30 horas los niños se acuestan y permanecen bajo el control y el acompañamiento de la Directora y otros docentes.
El local se ha ido ampliando para cubrir los requerimientos de un Instituto en el que deben convivir varias decenas de niños de diferentes edades y de ambos sexos.
Aquí ha sido decisiva la creatividad y el empuje de la Directora. Las carencias son muchas y se está estudiando la remodelación de la cocina y los baños que están en condiciones bastante precarias.
Las duchas cuentan con dos calefones pero ambos tienen desperfectos que determinan que no se puedan usar. Se ha dado solución al problema en forma transitoria habilitando la conexión a un tanque en el que se calienta agua mediante un fuego permanentemente encendido.
Los dormitorios de las niñas y de los varones cuentan con artefactos de aire acondicionado.
Llegamos al Internado un día lunes y los alumnos presentes habían terminado de almorzar. Faltaban algunos internos que irían llegando por distintos medios en el correr del día.
El comedor es amplio y sus columnas han sido decoradas por los niños.
Luego de lavarse los dientes los niños volvieron a sus salones a proseguir las clases.
Muchos de los escolares se habían quitado la túnica preparándose para la clase de Educación Física que tendría lugar “en un ratito”.
La Profesora de gimnasia está contratada por la Fundación La Magdalena como una forma más de colaborar con el Internado.
Otra Fundación, la Gastesi Martinicorena, que apoya la obra de escuelas rurales en los departamentos de Artigas y Salto, coopera con el centro docente aportando los servicios de un Doctor y una Enfermera. La Escuela contaba con invernáculos que fueron destruidos por un temporal y que se están reconstruyendo poco a poco. En esa tarea están maestros y niños. El CAPDER ofreció su colaboración para acelerar al proceso de reparación.
Pese a los problemas locativos y a la escasez de personal, el Internado cumple una función relevante en la zona brindando educación a niños que, de no contar con esta institución, quedarían fuera del sistema por proceder de lugares apartados, del Brasil algunos, o por pertenecer a familias cuyos jefes realizan tareas zafrales que les obligan a tener una vida cuya tónica es la movilidad.