Llegamos a la Escuela de Paso de Castro un día lunes. Mientras unos miembros de la delegación hablaban con la Directora del establecimiento otros dialogaban con los niños.
Un alumno de cinco años, muy emocionado, nos contó que estaba ansioso por que llegara el día miércoles. Cuando le preguntamos el por qué de tanta expectativa nos dijo que en esa fecha su hermanita cumpliría tres años.
Él aguardaba impaciente la llegada del día miércoles no por el festejo que pudiera haber en su hogar sino porque tenía pensado regalarle una bombachita de montar, una camisita y un gorro.
Nos contó que en el pago había un pony joven, cerril aún, al que él iba a domar para que lo montara su hermanita.
Mientras dibujaba en el pizarrón las tres prendas le preguntamos si ya le había pedido dinero a sus padres para realizar la compra. Fue entonces que nos enteramos que el regalo sería enteramente suyo, porque el dinero se lo había ganado trabajando y lo había ido ahorrando para ocasión tan señalada.
Nos contó con toda naturalidad que realizaba pequeñas tareas para ayudar a su padre y éste le iba pagando por esas colaboraciones. No pensaba gastar lo ganado en un juguete, en golosinas o en algo para sí, había guardado sus jornales para comprar el obsequio que soñaba para su hermanita.
Lecciones de vida que dan mucho para pensar.