Los Congresos en la vida del magisterio rural
Los Congresos de maestros fueron un instrumento que marcó la historia de la Educación en el Uruguay en el siglo pasado hasta el advenimiento de la dictadura cívico-militar.
Los Congresos, en la mayoría de los casos impulsados desde las bases, desde la masa de maestros anónimos agrupados en las Asociaciones de Maestros, sirvieron para denunciar los grandes problemas que se vivían en los medios campesinos del país y para realizar propuestas que tendían a sugerir caminos de solución no sólo en lo estrictamente educacional sino también en lo referente a la realidad estructural en la que estaban insertas las escuelas del campo uruguayo.
Esta postura tenía su fundamento en el hecho de que, siendo la Educación un fenómeno social, los problemas pedagógicos no podían encararse desvinculados del contexto económico y social.
En 1878 Varela organizó el primer Congreso vinculado a temas educativos. No fue casual que el Reformador realizara ese encuentro en la ciudad de Durazno, en el cerno mismo del país.
Esta elección tiene gran trascendencia máxime cuando se analiza la temática planteada en esa oportunidad. Rescatamos la aseveración de Varela cuando manifiesta la imperiosa necesidad de que si el niño no podía llegar a las instituciones escolares el maestro debía ir hasta los niños.
Desde entonces, los maestros siguieron organizando eventos de mayor o menor trascendencia, (congresos, jornadas, encuentros, mesas redondas) que permitían analizar, discutir y difundir en conjunto, desde la perspectiva de los docentes “rasos” los problemas que enfrentaban cotidianamente las escuelas y la masa campesina.
La década del treinta enfrentó al país con las alternativas que se generaron a partir de la crisis del veintinueve.
El medio rural uruguayo mostró marcadas transformaciones: aparecieron nuevos cultivos como el de la caña de azúcar, la remolacha, el maní, la cebada cervecera, el girasol, etc.
Es a comienzos de esa década que los maestros organizan su primer Congreso de carácter nacional. Como se desprende de algunos de los documentos que adjuntamos, ese primer encuentro surgió con un carácter confrontativo con las autoridades de Primaria. Esa actitud varió con el tiempo y las circunstancias.
En ese Congreso y en los que le sucedieron hasta bien avanzado el siglo XX, la abrumadora mayoría de las temáticas planteadas por los maestros refirieron a la problemática del medio campesino y de la Escuela Rural; se debatieron propuestas para enfrentar esos problemas y se fue generando un Movimiento que terminaría trazando los lineamientos básicos de una política educativa a nivel de la educación rural.
Los congresos de maestros contaban con numerosa presencia de docentes que se reunían sin otro incentivo que no fuera el deseo de mejorar la acción de la escuela campesina. El trabajo en comisiones facilitaba el abordaje y la discusión de variados temarios.
En oportunidad de celebrarse algún Congreso, los maestros jóvenes tomaban contacto con personalidades destacadas de la Educación, conocedores de la realidad campesina y muchos de ellos con experiencia en el exterior.
Estos educadores poseían firmes conocimientos y ciertos rasgos personales que sólo se encuentran entre los grandes: eran humildes, llanos, comprensivos y llegaban a los maestros que daban sus primeros pasos en la docencia con afecto, cordialidad y sencillez. Fueron esas características las que permitieron que tuvieran tan gran ascendencia entre la masa anónima del magisterio campesino y permitieran que siendo los puntales del Movimiento de Educación Rural, consiguieran transmitir sus conocimientos, su entusiasmo y su mística a las generaciones que les sucedieron y se encargaron de mantener viva la consigna de “Hacia una Escuela Rural mejor”.