Francisco Grillo González
Francisco Grillo González nació el 23 de setiembre de 1861 en la ciudad de Mercedes.
Fueron sus padres Pedro Grillo y Adelina González.
Pedro Grillo era un médico genovés.
Adelina González fue maestra en la capital del departamento de Soriano.
Siendo Francisco muy pequeño lo enviaron a Montevideo para cursar estudios en el colegio de los Capuchinos.
Se quedaba en casa de una familia amiga, los Migone, e iba a la escuela con Mario uno de los hijos del matrimonio.
Con el correr de los años este compañero de la infancia se hizo sacerdote y si bien la vida puso mucho tiempo y muchas leguas entre estos dos amigos, el afecto permaneció intacto y se prolongó en los hijos de Francisco.
Por los años 1875 ó 76 Francisco comenzó a trabajar con su tío Horacio Grillo, pero fue por poco tiempo, unos meses apenas.
Trabajos de Francisco Grillo González en el interior del país
En un aviso publicado en la prensa de la época el español Pascual Giménez pedía un dependiente que estuviera dispuesto a radicarse en el Interior. Francisco Grillo González se presentó y fue aceptado.
Se radicó en El Caballero, departamento de Durazno, y allí conoció a Tomás Escondeur, su futuro suegro.
Comenzó así el tramo de su vida que le mantendría unido a la familia Escondeur Iralde.
Cuando el comercio se traslada de El Caballero a Los Tapes Francisco no abandona su trabajo. No sólo permanece en él sino que, muy posiblemente en sociedad con Tomás Escondeur, abre una panadería. Corría el año 1880, Francisco aún no había cumplido los 20 años.
En 1881 nuestro país vivió una terrible sequía, “la gran seca”, y la vida en el campo se hizo más difícil aún.
Pandilla de carros desde Estación Yi a comercios de Río Negro
Es entonces que, con un grupo de vecinos, Francisco Grillo González puso pandilla de carros. Transportaba mercaderías desde la Estación Yi (departamento de Durazno) a los comercios de Río Negro.
Eran unas 22 leguas que había que recorrer a campo traviesa o siguiendo las sendas que cruzaban las vastas praderas duraznenses con rumbo hacia el norte.
En 1882 puso panadería en Porrúa, el mismo lugar donde tuvo el comercio que en 1911, poco antes de su muerte, le vendió a Yarzábal.
Él se fue a trabajar a Paysandú, con los carros de la estancia “La Paz” de Huges. Dos años permaneció en el norte.
Cuando volvió a Porrúa se instaló con billar hasta 1886.
La diligencia
Ese año en sociedad con Zabala y Ayçaguer, dueños del Hotel “La Paz” de la ciudad de Durazno, “puso” diligencia a Las Flores, paraje distante 35 leguas de la capital duraznense.
Era un oficio sacrificado y riesgoso La vida en la campaña era insegura. Los viajes siempre suponían atravesar situaciones peligrosas. Pero el servicio se cumplía regularmente.
El pasaje salía $ 3,50.
Las 35 leguas a recorrer se hacían en un día durante el verano. Se salía de Durazno el lunes a las dos de la madrugada y se regresaba de Las Flores el viernes.
En invierno quedaban en el Paso de Porrúa. Las postas se hacían a algo más de cuatro leguas y no se descuidaban las mudas de pelo: se hacían 4 y 2 en verano y 5 y 4 en invierno.
Uno de los socios de Francisco Grillo González, Zabala, intervenía activamente en las luchas civiles. Peleó en Masoller y Tres Árboles y utilizaba los viajes de la diligencia para enviar armas a Las Flores.
No se sabe el motivo pero el padre de Homero decidió terminar la sociedad y la línea quedó por su cuenta exclusiva hasta 1888 cuando la vende a Chucarro para instalarse con comercio en Las Flores en lo de Barrera.
La balsa sobre el río Negro
Cuando un siglo termina y se inicia el otro, en 1900, Francisco Grillo González debe hacerse cargo de la balsa porque su suegro estaba enfermo.
Es entonces que vende su comercio a Abelardo Elorza y se traslada con toda su familia al Paso de Porrúa.
Cinco años más tarde se muda a una nueva casa que construyó él mismo y en la que nació Homero Grillo: “casa grande, de piedra, con galpones en cuadro”.
Esta mudanza obedecía a su afán de proteger a sus hijos mayores, adolescentes y jóvenes, de la tentación que representaban “las carperas” que se habían establecido en la zona de la balsa. No lo hacía por mojigatería, pesaban en él no sólo principios morales muy firmes sino el peligro que implicaban enfermedades que en aquella época eran comunes y constituían un real flagelo.
Su nueva casa estaba situada a dos leguas escasas de la balsa.
En 1910 Francisco Grillo dio quiebra y en febrero de 1911 se mudó con toda su familia a estación Francia donde vivieron ocho meses.
En setiembre de 1911 se mudó nuevamente, esta vez a Tres Árboles. Fue allí donde murió el tres de julio de 1913.
Tenía 51 años.
Nota: Toda esta información se la dio a Homero Grillo su madre. Esta página es una transcripción casi textual de los apuntes que él guardaba celosamente.