Queremos ver algunos antecedentes históricos indispensables para ubicarse correctamente en el momento actual en lo que se refiere al movimiento de Educación Rural.
Observamos que el proceso que ha cumplido este Movimiento está totalmente unido a un juego global con otros fenómenos sociales.
Destacamos varias etapas importantes:
La primera la llamaremos de iniciación
Etapa de iniciación
El nacimiento de nuestra Escuela Pública – que recibió el poderosísimo impulso vareliano en la década 70-80 del siglo pasado-, coincide casi con el nacimiento de nuestra nacionalidad.
Varela se preocupó fundamentalmente por extender los servicios educativos a todo el territorio nacional. Y el maestro fue al niño donde estaba.
En 1917 se aprobó el primer Programa para Escuelas Rurales.
Surge como vigorosa reacción ante el exagerado intelectualismo y verbalismo de comienzos de siglo e incorpora como técnicas importantes: Agronomía y Economía Doméstica.
Y estas dos técnicas, irían dirigidas tanto al niño como a su hogar. Constituye un intento de mejorar las condiciones de vida de las familias campesinas a través de la incidencia educativa.
Esta buena intención no se concretó en la realidad y así nuestra Escuela Rural, no tardó en convertirse en un pálido reflejo de la Escuela Urbana.
Es evidente que en esta época no hubo atención especial por los problemas del campo; justo cuando en éste se operaban una serie de transformaciones socio- económicas cuyos efectos padecemos y que son, en definitiva, los que nos han reunido en este VII Curso de Verano de la Universidad.
Etapa de agitación
El maestro campesino continuaba recibiendo indirectamente las vivencias de aquellos problemas.
Y así comienza, año 33, un vigoroso impulso de modificación en el enfoque educativo de la Escuela Rural.
La divisa es: “maestro, deja que la vida entre a la escuela y nutre tu enseñanza con ella”.
La visión de los problemas en materia educativa está dada por una nueva perspectiva de la problemática general en la que los aspectos de la vida de los pueblos están íntimamente relacionados entre sí en forma tal que unos constituyen causas y otros efectos de una misma situación.
Diríase que en esta etapa que hemos llamado de agitación, se concentran esfuerzos en torno al estudio de los problemas del país, alrededor de los cuales se crea una fuerte corriente de opinión pública que a su vez toma y promueve el debate a diversos niveles.
La realidad educativa de aquel entonces, no podía escapar a esa expectativa.
Una materia tan cercana al sentir del pueblo hizo que gobernantes y educadores comprometieran sus esfuerzos en la búsqueda de soluciones.
La situación de la Escuela Rural de aquel entonces, puede catalogarse como dramática. A configurar este dramatismo contribuyó el hecho de que, al no lograrse los resultados esperados a través del Programa de 1917, la Escuela Rural se urbanizó.
Esta misma situación de dramatismo fue el toque de alerta para iniciar la recuperación. Se inició un movimiento de abajo hacia arriba, con participación activa del propio magisterio.
Son los maestros rurales quienes plantean los problemas de la Escuela Rural.
Paralelamente, los temas presentados a los concursos anuales de Pedagogía y Congresos de Maestros Rurales respaldan una decidida acción a favor de una atención especial para la Escuela Rural.
El problema de los rancheríos entra a preocupar seriamente a gobernantes y educadores. Se cumplen las primeras Misiones Socio Pedagógicas que investigan y denuncian una realidad dolorosa. Se constituyen instituciones privadas que promueven un trabajo de colaboración para las zonas de niveles de vida más bajo. El movimiento por la Reforma Agraria se agita desde organismos gremiales, culturales y políticos y culmina con el Congreso de Colonización de Paysandú y con la creación del Instituto Nacional de Colonización.
Nace el Movimiento de la Juventud Agraria que concentra esfuerzos dispersos de clubes agrarios e instituciones juveniles que suman su labor a la de todas aquellas fuerzas aplicadas a un plan común de recuperación.
Y la Escuela Rural participa de aquel momento. Aislada en muchos casos en el medio del campo uruguayo, enfrenta su compromiso y toma el lugar de trabajo que el momento exige.
Los Congresos de Maestros Rurales de los años 1944 y 1945 son una directa consecuencia de lo acontecido en el período que terminamos de reseñar.
Para tener una idea de la importancia que para el proceso histórico de la Educación Rural Nacional, tienen aquellas reuniones de maestros, citemos el orden del día de una de ellas:
1º) Aspectos de la protección del niño rural.
2º) El maestro de la Escuela Rural:
a) su preparación; b) su misión pedagógica y social.
3º) La enseñanza en el medio rural (¿Debe ser especializada o generalizada?)
4º) Despoblación del medio rural. Causas que la determinan.
5º) Programa para las Escuelas Rurales. Orientación y contenido (Congreso de Tacuarembó 1944).
Etapa de consolidación
En 1945, se fundan las Escuelas Granjas concebidas por don Agustín Ferreiro, el eminente maestro uruguayo, quien expresaba: “la escuela será hasta el último centímetro cuadrado de su área de influencia”.
Las Escuelas Granjas estuvieron concebidas como forma de extensión del servicio educativo, de manera que contemplara la zona y sus individuos como complejo integral. Se dice entonces: “serán considerados alumnos de le Escuela, todos los individuos que habitan dentro de su zona de influencia, cualquiera sea su edad”.
Dotadas de los elementos materiales necesarios para el cumplimiento de su labor, fue necesario proveer de maestros capacitados para esta labor.
Inicia este trabajo de capacitación el Instituto Normal Rural, que con tal fin, sustituye a los cursos que se dictaban en Montevideo.
El año 1949 resume en cierto modo la experiencia acumulada en tantos años de batalla y consolida la militancia del magisterio rural en la búsqueda de caminos.
En enero de ese año se reúnen en un Congreso, maestros y autoridades, fijando los lineamientos generales de lo que habría de ser el Programa para Escuelas Rurales, actualmente en vigencia.
La Comisión encargada de redactarlo, integrada por maestros de fecunda labor en el medio rural, fija en los Fundamentos y Fines de este Programa un cuerpo de doctrina que hoy, a quince años de aquel acontecimiento, sigue teniendo plena vigencia, en cuanto se refiere al destino de la Escuela Rural.
Este Programa fue aprobado por el Consejo Nacional de E. Primaria en octubre del 1949.
La aparición del Programa se inscribe como un acontecimiento que compromete aún más a educadores y gobernantes en el esfuerzo común en torno a la doctrina de Educación Rural. No es una simple enumeración de conocimientos a entregar, sino que basa su eficacia en la adecuada atención de las necesidades materiales de la escuela, en la capacitación de los maestros y en la creación de un organismo que oriente el trabajo en materia de Educación Rural.
Así se creó un programa de avanzada en toda América Latina, un programa que estaba de acuerdo con las inquietudes de profundas transformaciones de nuestras estructuras que en ese momento se agitaba en la esperanza que significó el Instituto Nacional de Colonización.
La propia Comisión que redactó este programa, de intensas proyecciones de futuro estableció, como imprescindibles una serie de aspectos, técnicos y materiales, que debían ser atendidos:
“1º) La necesidad de que se creen escuelas normales rurales.
2º) La necesidad de que se realicen cursos de perfeccionamientos para maestros rurales, de acuerdo al espíritu de este Programa.
3º) La necesidad de que el Cuerpo de Inspectores se reúna para discutir este programa a fin de armonizar la función inspectiva con la orientación aquí establecida.
4º) La necesidad de que se constituya un organismo permanente para orientar la realización de las actividades aquí programadas, manteniendo un consultorio postal con ese fin”
Aspectos materiales
La nota de elevación del programa decía:
“La Escuela debe tener, como imprescindible, estas dependencias: salón de clase, comedor, casa habitación para el maestro, terreno en extensión suficiente para que permita la existencia del jardín y la huerta, galpón para taller y depósito, instalaciones para las aves de corral y los conejos, porqueriza, potrero para los animales de labor y para los caballos de los niños, pozo con elevación de agua, instalaciones sanitarias.
Deberá disponerse también de rubros para peón y para limpiadora cocinera”.
Sucedió así que en base a la presión del magisterio se conquistó un Programa de avanzada, pero nunca se dieron los medios técnicos y materiales para poder aplicarlo con efectividad.
Fue necesaria toda otra década de lucha del magisterio, para que, en base también a otro movimiento de abajo hacia arriba, en un Congreso Nacional de Maestros Rurales se echaran las bases de lo que fue la Sección Educación Rural.
Es la creación de aquel organismo el objetivo que persiguen los pasos cumplidos más adelante.
Mientras tanto, la salida al exterior de maestros rurales, facilitada por becas otorgadas por UNESCO y OEA, permite una toma de contacto con experiencias educativas en otros países de América Latina, con lo que se amplía y reafirma el proceso de Educación Rural.
En 1954 se funda el Primer Núcleo Experimental Escolar de la Mina, departamento de Cerro Largo. Según lo expresaba su Director Miguel Soler, la instalación del “Núcleo” obedecía al propósito fundamental de poner bajo rigurosa prueba las posibilidades de la escuela rural uruguaya de contribuir a modificar las condiciones imperantes en el medio en que actúa.
“El trabajo de la Mina, está enfocado como un típico proyecto de Educación Fundamental o si se prefiere, de educación o desarrollo de comunidades, términos que con ligeros matices, traducen el propósito de ayudar a las colectividades a obtener un mayor nivel de vida, principalmente por la localización de sus intereses y el empleo de sus propios recursos y valores”. (“5 Años de Educación Rural en la Mina”, Miguel Soler).
Un hecho más para destacar en este proceso de la educación rural: se oficializan las Misiones Socio- Pedagógicas que reciben desde ese momento, un importante apoyo material, que se suma al esfuerzo desinteresado que desde tiempo atrás venían prestando en distintos lugares del país, grupos de profesionales y estudiantes cuya vanguardia la constituían los maestros rurales.
El reclamo de la creación de un organismo permanente que centralizara la labor que en materia de educación rural se venía cumpliendo, reclamo reiterado en la Mesa Redonda de maestros rurales de febrero de 1957, hizo que el Consejo de Enseñanza Primaria ordenara la redacción de un proyecto de creación de la Sección Educación Rural.
Este proyecto fue estudiado y aceptado por la reunión Nacional de Maestros rurales de marzo de 1958.
Una resolución del 15 de mayo de este mismo año, fecha grata para el recuerdo de los maestros rurales, crea la Sección Educación Rural. El reclamo había sido escuchado. Nacía el organismo por el que tanto se había trabajado. Un prestigioso maestro rural decía en aquella oportunidad: “La Sección Educación Rural requerida por el magisterio y creada por el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria, concentra distintos sectores de trabajo en el área rural y aspira a prestar apoyo a sus maestros. No sería necesario decir que por sí sola, no resuelve nada. Coordinando estrechamente su actividad con los Inspectores departamentales pretende llegar a ser útil en los sectores de trabajo de su especialización, asesorando, investigando problemas, planteando situaciones, procurando la coordinación de esfuerzos dentro de nuestro organismo o con otros cuya trabazón en la acción de mejoramiento es indispensable. Pero, como siempre, el destino de la escuela está en manos de sus maestros”. (Enrique Bráyer. Boletín Centro Asistencia Técnica Nº 1).
Con la creación de la Sección Educación Rural culmina un proceso, en el cual los hechos se dieron siempre de abajo hacia arriba.
No se puede desconocer la acción firme del maestro rural en cada una de las etapas de este proceso. La fuerza de la actividad gremial, de las reuniones de carácter técnico, de los contactos con autoridades con organismos nacionales e internacionales, desde todos los ángulos.
La acción obedeció siempre a un propósito común: aplicar un enfoque adecuado a la problemática de la Escuela Rural.
Y vayamos a otra cita: “Hay una conciencia de que el movimiento de abajo a arriba no depende ni está en manos de las autoridades actuales, ni lo estará nunca, mientras el magisterio pueda decir su palabra y pueda expresarse”. (Abner Prada. IV Cursos de la Universidad de la República).
Y nuevamente los maestros rurales tuvieron que decir su palabra, cuando las autoridades, que siempre habían aceptado a regañadientes sus reclamos, pretendieron destruir el Movimiento, eliminando la Sección Educación Rural, improvisando servicios que no estaban de acuerdo con el proceso de Educación Rural que se venía cumpliendo.
A raíz de la supresión de la Sección Educación Rural por parte del Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, los maestros rurales, reunidos en asamblea en marzo de 1961 crearon en un esfuerzo mancomunado el organismo que les permitiría continuar el proceso que se venía cumpliendo: tal el origen del Instituto Cooperativo de Educación Rural.
Las jornadas previas a la creación del I.C.E.R. tuvieron en el fervor de los maestros y en su decisión indeclinable de rescatar lo que les pertenecía, por derecho propio, los más firmes elementos de combate y, por qué no decirlo, la razón más valedera para sostener la lucha esperanzada que aún mantenemos.
Nace entonces, como consecuencia de una necesidad: la de que los maestros del campo tengan un cuerpo técnico de asesoramiento, así como una institución que mantenga unido y en constante vigilia el espíritu de los obreros de la Educación Rural del Uruguay.
El ICER recoge el historial de la Educación Rural nacional que arranca desde principios de siglo, ratificando sus principios, contenidos en el Programa y ya sostenidos por la Sección Educación Rural.
Conclusiones y Recomendaciones
El ICER entiende que del estudio de los grandes problemas relacionados con el desarrollo de nuestro país, se puede extraer la siguiente conclusión de carácter general:
Es urgente realizar una modificación profunda de las estructuras económicas del medio rural.
Esa reforma en los regímenes de distribución y tenencia de la tierra debe formar parte de un plan nacional de desarrollo que comprenda todos los aspectos de la vida rural, entre otros citaremos:
• Educación en los distintos niveles;
• Salud;
• Comunicaciones;
• Comercialización;
• Vivienda;
• Relaciones laborales;
• Créditos;
• Asistencia técnica;
• Seguros sociales.
En tanto no se ponga en marcha un plan de esa naturaleza, la Escuela Rural se verá desbordada por la profundidad y extensión de los problemas que la rodean e imposibilitada de cumplir sus objetivos primarios.
Los maestros rurales agrupados en el ICER consideran necesario exhortar a los profesionales universitarios a sumar su aporte profesional al trabajo que realizan junto a los vecindarios de nuestra campaña, en la seguridad de que el esfuerzo común de universitarios y educadores será de consecuencias altamente favorables para lograr el cambio de actitud indispensable en nuestra población rural.
Asimismo, se permite exhortar al estudiantado universitario y a los profesionales de las distintas ramas a hacer causa común con el magisterio y con todos los sectores preocupados por el destino del país para buscar las mejores soluciones y luchar por su conquista.
Sin desconocer la integralidad del problema, consideramos que es fundamental dentro del aspecto educativo, para una contribución efectiva el desarrollo:
A) Que se dicte la ley prevista en la Constitución de la República en relación con la integración de los entes de enseñanza, de manera que los destinos de la escuela pública sean regidos por maestros elegidos por los maestros.
B) Que es necesario crear dentro de la estructura de la Enseñanza Primaria, un organismo técnico específico de educación rural que oriente, asesore y unifique los servicios dentro de un enfoque común.
C Que es indispensable dotar a la Escuela Rural de los recursos materiales necesarios para la efectiva aplicación del Programa vigente.
Nota:
El presente artículo ha sido tomado de las conclusiones del informe presentado por los maestros del ICER a los Cursos de Verano de la Universidad correspondientes a febrero-marzo de 1964.