El miércoles 26 de marzo se inauguró, en la Escuela Rural Nº 16 de La Hilera, departamento de Tacuarembó, la obra de electrificación de 40 km. de línea de media tensión monofásica y dos kilómetros de línea de baja tensión.
Con el tendido de estas líneas se permite el acceso a la energía eléctrica a dos escuelas, noventa familias, dos policlínicas y dos destacamentos policiales.
La Escuela Rural Nº 16 está ubicada a unos setenta kilómetros de la capital departamental sobre un camino vecinal que entronca con la ruta 59
En el acto de inauguración se destacaron las palabras de bienvenida del Director Maestro Fernando Melo. Asistentes al evento señalan que conmovió al público no sólo porque evocó a viejos docentes, puntales del Movimiento de Educación Rural, uniendo un fermental pasado con un presente cargado de realizaciones y esperanza, sino también por el compromiso con la Educación popular que supo transmitir.
Destacó, en forma especial, lo que significa para las escuelas campesinas y para sus comunidades la llegada de la energía eléctrica.
Es de celebrar que la electrificación se extienda por todo nuestro territorio y llegue a los rincones más apartados del país.
Pero quien recorre hoy nuestro suelo, kilómetros y kilómetros de campos vacíos, de carreteras y caminos algunos casi intransitables, no puede menos que reflexionar hondamente sobre la realidad que vivimos.
En el Primer Congreso Nacional de Maestros de la República Oriental del Uruguay, celebrado en Montevideo, en el punto uno del resumen de su ponencia expresaba el Maestro Agustín Ferreiro:
“1.) Para que la escuela rural pueda evitar la despoblación de los campos, es necesario que la Nación emplee lo mejor de sus energías en llevar hacia los mismos, todas las conquistas de la vida civilizada, que sirvan para mejorar, en todos los órdenes, la situación actual del campesino.”
Han transcurrido 81 largos años y nuestro campo sigue despoblándose. Las escuelas rurales, sus maestros, hacen todo lo que pueden desde su puesto de trabajo pero “solas no pueden”, como decía don Agustín Ferreiro “es necesario que la Nación emplee lo mejor de sus energías” para solucionar este problema que va transformando nuestro Interior profundo en un desierto.